martes, 29 de junio de 2010

Sola entre la multitud.


En ocasiones tengo la sensación de ser de otra especie. Porque soy la única que hace una cosa o es de una forma u otra.
Como si a pesar de estar rodeado de mucha gente y nadie te entiende, nadie se sienta a tu lado para darte lo que necesitas. Entonces te acostumbras a estar sola, a no depender de tener a ese alguien que tanto anhelas. Y de pronto, conoces a una persona que te hace vibrar, pero no es correspondido... que llena ese vacío a pesar de no ser mútuo.
De pronto sin motivo alguno te abandona en la oscuridad. Y parece que todos continuan con su tendencia a olvidarse de ti.
Te sientes un extraterrestre, un bicho raro. Y no entiendes porqué, si no hay tantas diferencias como aparentemente ven.
Y sigo sin comprender, ni entender, porqué... continuo prácticamente sola.

lunes, 28 de junio de 2010

Perderte para siempre


En nuestras vidas, hay momentos, en los que nos toca pasar momentos duros; especialmente aquellos en los que nos toca sufrir la ausencia eterna de alguien. Alguien a quien queremos de verdad.
Cuando esto ocurre, caemos en un pozo oscuro incapaces de levantarnos. La persona que perdí más cercana, fue mi abuela. No fue repentino, ni inesperado. Pero el golpe fue igual o más fuerte. Al fin y al cabo, cuando sabes que una persona no va poder celebrar tu próximo cumpleaños contigo, en tu interior se lleva a cabo una batalla. La esperanza de que esa persona no te abandone intenta acabar con tu sufrimiento.
Pero sin embargo, al fin y al cabo, es ley de vida. "Todos acabaremos muertos" lo oí en una serie de televisión. Y es cierto. Es un sentimiento contradictorio.
Sin embargo, puede ser que esto ocurra dos veces prácticamente seguidas... que el dolor sea el doble de fuerte y acabe con tu ser... que sean circunstancias parecidas y lo único que alguien pueda ver al escrutar tu rostro no sean más que lágrimas, sufrimiento, dolor y ojos rojos.
En mi interior solo había eso. Durante dos meses más o menos, me sentí muy mal, frustrada porque además muy pocos amigos supieron eso. Sufría sin mucha compañía.

Sentí que mi mundo se había venido abajo, que nada ni nadie me sacarían de ese pozo oscuro en el que estaba atrapada.

Sé que seguro que habrá alguien más que alguna vez se haya sentido como yo.

Cuando crees que ni si quiera la música, ni la guitarra podrán devolverte su voz ni su último suspiro ni si quiera podrás despedirte habiendo tenido la oportunidad. Mi único consuelo era que sabia que su dolor físico y psíquico había finalizado.

Aprender a vivir con el recuerdo es lo que me ha permitido poder estar sentada en esta silla escribiendo, mientras noto la brisa de la tarde rozar mi piel...
Incluso pienso que ellos estan ahí fuera observándome, y dándome ánimos para tratar de conseguir lo que más deseo.


Thais.