Me encanta porque cuando te pregunto algo inocentemente, sonríes y cierras los ojos unos segundos. Y lo que no sabes es que tu sonrisa me lleva por las calles de la ilusión...
Ya son ocho noches soñando contigo y ya no sé si durante el día te sueño y durante la noche te vivo o viceversa. Pero en ellos invento historias, de acariciarte la espalda al amanecer, besar tu cuello, tus labios... Que me lleves al paraíso... Y allí nos quedamos, porque no quiero despertar.