domingo, 26 de mayo de 2013

A veces

A veces cierro los ojos muy fuerte, muy fuerte, muy fuerte y recuerdo tus labios estirandose, enseñándome tus preciosos dientes. Tus ojos iluminados por una luz que proviene de tu interior. De las arrugas maravillosas a lado y lado de tus labios.
Y pensar que todo eso me lo dedicaste a mi una vez...
Recuerdo tu optimismo. Y la manera en que llenabas de felicidad todos los lugares que pisabas. La manera que tenías de ser tú sin importar nada. Como si no existieran los problemas. La manera que tenías de sujetar mis manos entre las tuyas, níveas y suaves. Y solo así, eras capaz de hacerme creer en mí misma.
Me diste a entender que esa magia era eterna. Que no existían las despedidas. Pero a pesar de que físicamente continuas muy cerca de mi, tu interior ha volado muy lejos de aquí. Y no me canso de buscarte. No me rendiré.

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