domingo, 7 de septiembre de 2014

Él.

Él dice que soy perfecta. Él dice que lo más bonito con lo que puede soñar soy yo. Que recorrería quilómetros para verme. Que si estuvo ahí fue por mi. Que no le importaría llegar tarde a casa para verme un poco más.
Yo. Cada paso que pienso en dar es porque sé que estarás al otro lado para coger mi mano.  Cierro los ojos y siento como todas las células de mi cuerpo tiemblan y aceleran su actividad al verte e insertar tu rostro en mis pensamientos.
Y es cierto. A veces vuelvo. Doy media vuelta y abro la ventana para dejar entrar a todos esos recuerdos que alborotados reproducen la película de los momentos vividos a tu lado. Cada vez que me cogías la mano o que simplemente permanecías tanto rato sentado a mi lado que tu aroma no era capaz de marcharse. Igual que las cosas a las que jamás hubiera renunciado. Rompo los "yo nunca" y construyo un "siempre" un "contigo" y un "por ti".
A veces reconozco que me pierdo entre recuerdos; que me pillo a mi misma viviendo para verte otra vez. Que me olvido de mis sueños y lo que me hace sonreír. Que la protagonista de esta película soy yo. Y que las cosas siguen formes o no parte de ella. Pero que le voy a hacer  si solo iluminas cada lugar en el que estás, si sonríes y ya no siento las piernas, si me miras y vuelvo a ser. 
Pero otras veces tengo miedo de quererte tanto y que se haga grande, enorme y se cuele en cada grieta de mis pensamientos y mi corazón. Quererte hasta el punto de dejar de funcionar cuando no estás, y pensar que la distancia solo existe si tú quieres.
Te encuentro allí donde las olas rompen, allí donde el Sol se hace un lugar entre las nubes, en mi almohada por las noches, en la ventana de los coches y autobuses, en la melodía de una guitarra que acompañada por una voz me hablan de ti y de mi; de mi contigo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario